Este capitulo analiza dos actitudes opuestas frente a la realidad nacional (1951): la de la familia Ortiz de Ovando, que regresa de su largo exilio a Francia y la de Gabriel, bracero de vuelta de los Estados Unidos. Los Ortiz de Ovando miran hacia el pasado, rechazan la evolucion del pais y se encierran en su casa donde viven aislados. En cambio, Gabriel trae regalos para sus familiares, se reagrupa con sus "cuates", se divierte con ellos, pero es victima de la violencia de su entorno y muere durante la celabracion del Grito. Encarna el modo de ser mexicano definido por Octavio Paz. En su muerte, redimido por el humanismo mistico de Federico Robles, se transforma en arquetipo del pueblo mexicano. El lenguaje empleado por ambos estratos sociales denuncia su alienacion y traduce su desfase con el mundo en que les toca vivir.